Beneficios en los Supermercados.
Supermercado comprometido
El compromiso de una empresa con sus clientes tiene un retorno inmediato. Ya sea mantener una imagen actual e invertir en iluminación, publicidad y marketing. Ya sea en tener a todo el personal uniformado, los estantes bien expuestos y los productos colocados de la forma más eficiente, todo esto se traduce en beneficios para la empresa. Sin embargo yo os voy a hablar de otro beneficio. Uno que, espero no os pase inadvertido: el que consiguen aquellas empresas que invierten en conceptos que el cliente no puede ver, pero sí sentir.
Horror en el Supermercado
«Horror en el Supermercado. Terror en el ultramarinos» cantaban Alaska y los pegamoides, allá por los años 80 del siglo pasado. Y aunque es un tema muy divertido y fresco, en plena «movida», debería tener poco que ver con la realidad del siglo XXI. Sin embargo y por desgracia, en algunos aspectos, aún es así.
No son pocos los establecimientos, dedicados a proveernos de alimentos, que están descuidando aspectos como la gestión de los residuos. Producen gran parte de residuo orgánico e inorgánico y gestionan sólo el inorgánico, que por cierto es el más sencillo. El orgánico de alimento caducado o restos sandach, se gestionan a través de recogidas externas, muchas veces muy mal trazadas y supone un dolor de cabeza para muchos gerentes. Nuestro país está a la cola del mundo en la gestión de la fracción orgánica del RSU y, en estos momentos tan difíciles, es necesario evitar imágenes que ninguno queremos ver en los patios de atrás de un negocio o empresa. En otros sitios las cosas se hacen de otra manera. No es necesario inventar, sólo hay que traerse los éxitos cercanos.
Hay otra manera de hacer las cosas
Todos queremos no generar, como funcionamiento óptimo, pero esto no es posible. Ya son varias las cadenas de supermercado que están incluyendo una gestión eficiente del residuo orgánico. Con soluciones de trituración y deshidratación del subproducto, podemos reducir en un 80% la fracción de orgánico, a la vez que lo mantenemos desactivado, gracias a los procesos que diseñamos para cada cliente. Pero esto suena a panfleto comercial y no es eso lo que quiero transmitir… Os pongo un ejemplo real de un caso de éxito.
El ejemplo
Cierta cadena de supermercados andaluces, ubicada en tierras con nombre de vino (guiño, guiño) ha incluido un programa pionero en carnicerías y pescaderías. Se trataba de liberar a sus empleados cualificados de tener que hacer la gestión de ese residuo sobrante al corte de la materia prima para ser servida. Un carnicero que sólo corta carne y despacha. Un pescadero que no tiene que empujar cubos de basura, debido al mal olor que generan.
El cliente no lo ve, pero justo delante tiene a su pescadero limpiando la pieza y desechando espinas y escamas encima de un triturador. El subproducto se conduce por tuberías, se trata y se elimina, sin tener que manipularlo en el supermercado. Y así se liberan más de 25 minutos por empleado y día. ¿Hacemos cuentas?
A eso le sumamos que proporcionamos un programa de formación de uso y el resultado es fácilmente medible en la comparativa con otros supermercados que no cuentan con esta infraestructura. Los empleados son un 15% más eficientes, dado que ahorran tiempo de tratamiento y limpiezas. Además, se ha liberado un gran espacio dedicado a los, ya no malolientes, cubos de basura y ya no hay gestión de plagas ni amenazas producidas por posibles huelgas de recogida.
Conclusiones
La conclusión es muy clara: Invertir en el cliente no es colgarse cadenas de oro y ponerse medallas. Es invertir en formación e infraestructura que nos permitan tener más tiempo efectivo para poder atenderles mucho mejor. Y esa es la solución que tratamos de proponer.