De merienda por Salvador

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A nadie le amarga un dulce

IMG_20150703_095825Muchas veces he escuchado este refrán, que no tiene un sentido literal. Su sentido puede ser el de señalar que, sin importar lo pequeño que pueda ser, todo lo que nos produce alegría, dicha o felicidad es bienvenido. Y yo, que me tomo ser feliz de forma muy seria, decidí tomar partido por lo dulce. Como sabéis, yo trabajo en Insinkerator España, y por mi trabajo, veo muchos restaurantes y negocios del ramo hostelero. Y los criterios para valorar un restaurante de forma profesional, y los de valorar la experiencia que ofrecen, son distintos. Así que permitirme invitaros a leer una crítica algo distinta, tanto como distinto es un tapeo de un postre o una merienda. Quizás deba cambiar, para este artículo el título de «De tapeo por» a «De merienda por».

Golosón

IMG-20150726-WA003No lo soy, en serio. Soy de esas rara avis que no venera al chocolate como a un emisario de un poder superior. No sueño con azúcares y les tengo necesidad. No me impresiona un pastel por su promesa de dulzura y melosidad. Todo acaba en mis cartucheras… son todos iguales. No les tengo odio ni ojeriza, pero no le encuentro más gusto que a otro sabor más. Sin embargo hay sabores que te llevan a otros lugares. Hay sabores que te transportan a otro tiempo pasado y feliz. He pasado mucho tiempo fuera de mi tierra y sólo he mantenido dos nexos aparte de los familiares, mi club de fútbol y las locas.

Tortas Locas, creo que se llaman y las puedes encontrar por multitud de locales y pastelerías de la provincia de Málaga. Consiste en dos capas de hojaldre con relleno de crema y con una capa color naranja (yema) por encima y una guinda en el centro y sus ingredientes son harina, huevos, aceite de girasol y azúcar; la torta necesita unos 45 minutos de horneado. Y aunque hoy no hemos pedido locas, os aseguro que las mejores están en Salvador.

Entre Locas y Bombas

IMG-20150726-WA007Pues en Benajarafe, en la calle principal que atraviesa el pueblo y con la playa en frente, está Salvador, el lugar elegido para ir de merienda. No tiene mesas ni sillas, así que no lo tomaríamos allí. Lo que si tiene es una zona propia para aparcar y me consta que tienen otros locales en otras localidades, pero en Benajarafe está el obrador. Lo primero que llama la atención al entrar es la cantidad de personal que hay para atender. Hasta cuatro personas estaban detrás de un mostrador de no más de cinco metros. El mostrador tenía debajo una vitrina bien refrigerada y una cantidad y variedad de dulces, tartas y pasteles. Todos con una imagen muy cuidada y sin embargo pocos para la clientela que allí había. Pero todo tiene su truco, y el de Salvador es que, de la parte de atrás, de donde está el obrador, no dejan de fluir los dulces en dirección a la zona de despacho. Y eso asegura que esté fresco, recién hecho. Algo que se disfruta mucho y que penaliza cuando no es así.

Unas bombas (rellenas de chocolate y de praliné) que son enormes. Casi como esos melones pequeñitos pero en un bollo esponjoso que guarda kilos de chocolate que se deshace. Es muy difícil de comer sin mancharte, por lo que los podemos rebautizar como «El sueño de la infancia». Cualquier crío pasaría un rato inolvidable disfrutando del chocolate en hilos que sale de estas bombas.

Unos Fingers (rellenos de crema pastelera), una tarta de manzana y dos palmeras de hojaldre y chocolate. Las tenían rellenas también, pero nos decidimos por estas para comprobar la textura del hojaldre. Y es que estamos muy mal acostumbrados a los dulces de producción industrial. Nos parece normal cuando el hojaldre está seco y se desmenuza, lo toleramos, y eso es intolerable.

Y en Salvador he descubierto el sabor de un dulce en Málaga. Se la diferencia entre un hojaldre y otro de igual forma que se la diferencia entre la noche y el día.

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Mi nota: 9

Seis dulces variados: 6,10€